A foja cero

Curioso e inédito momento se vivió este martes en el Congreso Nacional. Todos sabemos que Miguel Ángel Picheto no suele andar con indirectas. Ante el rechazo de algunas disposiciones de la Ley Ómnibus, no así la delegación de facultades, el añejo diputado, curtido en lides parlamentarias pidió la palabra para mear abiertamente al gobierno mostrándole, de manera bastante pedagógica, que conviene negociar ciertos temas, evitando así incurrir en trastadas descomunales. "Al oficialismo le pedimos que tenga una cuota de flexibilidad, les encanta seguir perdiendo", dijo. Después de los discursos, el oficialismo convocó a un cuarto intermedio de quince minutos, para que los jefes debatan el artículo siete, que le da potestad al régimen para vender por chirolas bienes del Estado ("total o parcialmente o liquidar empresas, sociedades, establecimientos o haciendas productivas cuya propiedad pertenezca total o parcialmente al Estado Nacional"). Cuando volvieron, el delincuente impresentable de Oscar Zago dejó en evidencia a toda la caterva de la Libertad Avanza: mandó de vuelta a comisión la Ley ómnibus, que, más que ómnibus, ya parecía un fitito.